Innolvidable es la película Drácula de Bram Stoker dirigida por Francis Ford Coppola y protagonizada por actores de tanta magnitud como Gary Oldman (Drácula), Winona Ryder (Mina), Keannu Reeves (John Harker) y Anthony Hopkins (Van Helsing).
En el aspecto técnico, Coppola vuelve a hacer gala de una inteligencia única para elegir paisajes. No solamente los coloridos jardines de la residencia Harker, sino el ambiente de locura del manicomio, la atmósfera terrorífica de Transilvania y el castillo de Drácula. También hay que recalcar como en escenas con distintos paisajes consigue crearnos, con la iluminación y la excelente música a cargo de Wojciech Kilar, sensaciones distintas. Toda la película es un juego entre lo romántico, incluso erótico, con el terror más característico de la obra literaria. Como curiosidad sobre la dirección, decir que se pensó en William Friedkin (El exorcista) y en John Carpenter (La cosa, Halloween) para hacer esta adaptación.


Wynona Ryder actúa en el papel de Mina Harker y de Elisabeth, la amada de Drácula. Debo decir que aunque no me gusta para nada como actriz, está bastante a la altura del personaje y mostrando cierta pasión y ñoñería propia de las mujeres de la época
El papel de John Harker se debatía entre Leonardo DiCaprio y Brad Pitt (quien hizo Entrevista con el vampiro), pero al final recayó en Keanu Reeves, quien lo interpreta bastante dignamente.
El resto del reparto está igual de bien seleccionado. Entre ellos, tenemos a Sadie Frost y Richard E. Grant. También tenemos a una novata Monica Belluci interpretando a una de las novias de Drácula y al polifacético músico Tom Waits interpretado a Renfield.
Esta película del año 1992 supone un punto de inflexión en las películas sobre vampiros. Hasta entonces, el cine de vampiros se había centrado, sobre todo, en la faceta más siniestra de Drácula. Las películas protagonizadas por Christopher Lee o Bela Lugosi apenas tratan el trasfondo de la novela, centrándose más en los sucesos más superficiales y monstruosos del vampiro. Coppola no sólo une la novela con Vlad Tepes, sino que presenta al vampiro como un ser maldito, castigado por revelarse contra la Iglesia, por haber culpado a Dios de su desgraciado desamor. La búsqueda de Drácula por su amor suicidado, Elisabeth, se convierte en la pieza fundamental de la película, lo que lo hace una adaptación única. Se retoma la atmósfera gótica y romántica que a veces se echaban de menos en las películas anteriores, aunque no por ello peores.
Cierto es que ninguna película es completamente fiel al libro. Adaptar Drácula tal y como lo hace Coppola ya supone un verdadero mérito, ya que, aunque no es exactamente fiel, si es bastante próxima la novela.
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